70 80 90 nos traslada al otro lado del mundo, al corazón del bullicioso barrio de Shibuya, en Tokio, para introducirnos en el Womb Club, una de las discotecas más alucinantes del mundo, y nos enseña lo que se cuece en este templo del ‘techno’ mundial.
Deogramas de neón, una estatua con forma de perro, love hotels con habitaciones por horas, chicos y chicas vestidos a la última moda, pantallas gigantes, posters de películas, carteles luminosos… Estamos en Shibuya, un distrito de Tokio que lleva más de tres décadas siendo la zona de compras, ocio y entretenimiento de la ciudad.Pues en el 2-16 de Maruyamacho, a 15 minutos a pie de la estación de metro Shibuya (salida Hachiko), está el Womb, uno de los mejores clubes del mundo según la revista ‘DJ Mag‘. Está un poco escondido, al fondo de un callejón, y parece la trastienda de un restaurante. Pero no te dejes engañar por su fachada: esa puerta te transportará a otra dimensión.Bravo por la música.Ya estamos dentro. Tras subir unas escaleras, llegamos al piso principal. Womb tiene cuatro plantas, pero la fiesta está en esta, que hace honor al nombre del club: es cálida y envolvente como un útero. No estamos en uno de esos clubes hipsters donde vas a “ver y ser visto”. Aquí se viene a escuchar música, a bailar con locura y, con suerte, a ligar.Los sonidos que mandan en el Womb son el techno, el drumb & bass y el electro, bien pinchados por los eficaces residentes del club, por la flor y nata de la escena nipona o por las estrellas internacionales que invitan los fines de semana. Ya en la inauguración (año 2000) el gran Junior Vasquez se encargó de amenizar la fiesta con house puro y duro.A lo largo de este siglo, ha pasado por aquí el quién-es-quién del techno mundial: Ritchie Hawkin, Sven Vath, Sasha, Cassius, Digweed… Todos repiten. Y es que no hay muchos clubes con capacidad para 1.000 personas que gocen de pista hexagonal, equipo Phazon de sonido impecable y un clima que hace explotar el fiestón de forma espontánea.Bajo la bola de espejos.El DJ alemán Joris Voorn cree que “en Womb el techo alto, la iluminación y las máquinas de humo crean una atmósfera muy especial”. Y lo cierto es que da la impresión que todo el edificio vive y late como un inmenso cuerpo. También juega un papel crucial la inmensa bola de espejos que desciende del techo reflejando los deslumbrantes efectos lumínicos.No en vano, en el año 2006 Alejandro González Iñárritu escogió esta pista para rodar la famosa escena de la discoteca de su película ‘Babel‘. Además, desde 2008, los responsables del club organizan el festival indoors Womb Adventure, que congrega a 8.000 personas en sesiones orquestadas por las principales estrellas del techno universal.El público de Womb es variopinto, pero lo importante es que Yin y Yang están equilibrados: es decir, hay tantos chicos como chicas. Para rematar la noche, bajamos un rato al sótano, la zona chill out. Pronto encenderán las luces y parafrasearemos a Murakami en ‘Tokio Blues’: “tranqui, tío. No es más que el bajón. No te preocupes”.
http://www.womb.co.jp/
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