Liv (de larga melena escalada) y Mim (con pelo corto y rapado lateral) son a la vez testigos y agentes de cambio del nuevo paradigma pop. Junto a otros pinchadiscos y productores han transformado las listas de éxitos, que han sido invadidas por los híbridos derivados de la música de baile. Criadas en Melbourne, Australia, en el seno de una familia de inmigrantes italianos, estas hermanas de 29 años empezaron su andadura en la industria de la música trabajando como parte de esos misteriosos equipos que componen melodías pegadizas para artistas del pop convencional. De hecho, uno de sus trabajos más conocidos a nivel mundial fue su participación en la composición de When Love Takes Over, canción del francés David Guetta que fue número uno en el Reino Unido, Italia, Bélgica, Suiza y España, entre otros. Gracias a un éxito inesperado y a su creciente demanda como dj, las gemelas ficharon con una discográfica (Virgin Records/EMI Music) para sacar disco propio y lanzar las carreras de nuevos artistas. Desde entonces, han publicado sencillos como Irresistible y This Kind of Love, son imagen de la marca de cosmética Cover Girl y siguen trabajando para cantantes como Kylie Minogue, Cheryl Cole o Britney Spears. Cíngaras contemporáneas, apenas pisan su casa de Londres: es mucho más frecuente verlas en festivales como Coachella, Creamfields y Lollapalooza. ¿Para descansar antes y después de actuar? Sus habitaciones en el Hakkasan de Las Vegas y en el hotel y club Ushuaia de Ibiza (se confiesanibizadictas).
Durante años trabajaron en la trastienda para artistas como Ke$ha, Nicole Scherzinger o Sophie Ellis-Bextor. ¿Qué les hizo pasar a primer plano?
Mim: A decir verdad, nos resistíamos a dejar las bambalinas porque sabíamos perfectamente que a dos chicas rubias igual no se las tomaría muy en serio. Pero otros profesionales del sector nos animaron, en particular, David Guetta. Nos pidió unas mezclas, le gustaron y nos llamó para pinchar con él. Pasamos de poner música en fiestas para nuestros amigos a hacerlo profesionalmente.
Precisamente en 2009 consiguieron su primer éxito mundial gracias a When Love Takes Over, con David Guetta y Kelly Rowland.
Mim: Sí, es cierto. Antes de que esto sucediera, teníamos que completar nuestros ingresos trabajando en bares y restaurantes. Estuvimos varias veces a punto de tirar la toalla. Incluso nuestros padres, ambos dentistas, viajaron desde Australia para sugerirnos que ya era hora de buscar otra cosa con la que ganarse la vida. Fue una época triste. Pero con When Love Takes Over, de repente, todo el mundo quería nuestras canciones e incluso EMI nos fichó para sacar nuestro propio material.
El sencillo recibió un premio Grammy y llegó a lo más alto de las listas en 11 países. ¿Qué compraron con el primer cheque?
Mim: Bueno, el mayor inconveniente de los derechos es que no se cobran hasta un año después. La verdad es que no gastamos el dinero en nada espectacular. Yo alquilé un piso mejor ¡para no tener que seguir compartiendo habitación! Y también compré un ordenador nuevo.
La fama siempre ha rondado alrededor de ustedes: teloneras de Britney, acogieron en vuestro piso a Ke$ha y pincharon con Guetta en Pachá Ibiza antes de que se convirtiera en fenómeno de masas. ¿Cómo recuerdan estas experiencias?
Liv: La gira por Estados Unidos con Britney fue algo espectacular. Llenábamos estadios y conocimos un montón de pueblecitos que, de otra manera, nunca habríamos visitado. Pero no entablamos amistad con ella porque estaba demasiado protegida. Con Guetta es diferente. Desde el día en que le conocimos ha demostrado ser un buen tipo. No ha cambiado. Es abierto, no juzga, es muy dulce y se preocupa porque haya buen ambiente.
Su tremenda popularidad no ha sentado muy bien a otros profesionales de la música de baile.
Liv: Sí, es cierto. Hay dj que no son partidarios de acercarse tanto al pop. Pero nosotras pensamos todo lo contrario: profesionales como él o Avicii han allanado el camino a todos los demás.
Como productoras y compositoras curtidas en el pop, ¿creen en la fabricación de éxitos en serie?
Liv: En el inicio de nuestra carrera colaboramos ocasionalmente con este tipo de factorías. Aprendimos mucho y asimilamos ciertas fórmulas. Sin embargo, fabricar éxitos en serie no es lo más propicio para la creatividad. Principalmente nos ha servido para buscar soluciones rápidas o sacarnos algunos trucos de la manga.
Mim: Nos hizo entender ciertos parámetros del pop. Por ejemplo, que las radios quieren temas de tres minutos o que al oyente le gusta escuchar el estribillo en no más de 30 segundos. Pero la práctica demuestra que no siempre tiene que ser así: los Beatles empezaron muchas de sus canciones con estribillos. El pop no está bien considerado por una élite, pero la pura verdad es que llega a mucha gente. Y eso es lo que me atrae de su estructura. ¿Por qué renegar del género?
El mundo de la música de baile está dominado por hombres. Como mujeres jóvenes, ¿han encontrado muchos obstáculos?
Liv: Antes, cuando no íbamos de gira, muchas personas que nos escuchaban creían que Nervo era un tío. En la industria, en general, no pensamos que se nos haya juzgado, porque ya éramos conocidas como compositoras y productoras. En otros ambientes, el ser mujer a veces juega a favor y otras en contra. En el mundillo del house no suelen aceptar a las chicas, pero vamos a nuestro aire.
¿Hay mucha diferencia entre sus sueldos y el de los dj masculinos?
Mim. No tengo ni la más remota idea de lo que cobran los demás. Solo oímos rumores de que hay algunos que ganan mucho [risas]. Está claro que es un mundo dominado por ellos, pero nunca nos ha preocupado en exceso. No dejamos que nuestro sexo influya en nuestro trabajo. Algunos no nos toman en serio porque hay una minoría de chicas que se limita a poner discos en biquini sin preocuparse por la música que suena. Pero no soy quién para juzgarlas: si disfrutan pinchando y traen buenas vibraciones, ¡bien por ellas!
Se dice que los dj son las nuevas estrellas del rock. Proyectan una imagen glamurosa, actúan en clubs lujosos, viajan en avión privado, congregan a masas en festivales…
Mim: No voy a negar que nos rodea un mundo de glamour. Poso para sesiones de fotos y me hacen la manicura, día sí y día también. Y sí, viajamos en avión privado. A veces vuelas en el tuyo propio y otras lo compartes. Pero trabajamos muy duro y el jet, más que un lujo, es una cuestión logística para poder llegar a tiempo a cualquier lugar.
Gemelas idénticas, ¿estilos diferentes?
Liv: Mim es más loca a nivel estilístico. Yo prefiero mantener una pinta más normal y un peinado más convencional. Aunque en términos de personalidad estemos igual de piradas, hay que admitir que ella arriesga más con la ropa.
Llevan cuatro meses sin ir a casa. Podrían dar clases magistrales sobre cómo hacer la maleta.
Mim: Lo más importante es la precisión: si compramos una prenda, nos comprometemos a sacar otra del equipaje. Y los zapatos pesan, así que solo está permitido llevar dos pares por cabeza.
Liv: Escogemos prendas con tejidos muy adaptables: los leggings y bodies, por ejemplo, son fáciles de lavar y no se arrugan. En mi caso, no salgo de casa sin mi sombrero: disimula si voy mal peinada o tengo raíces; se ha convertido en mi seña de identidad. Nunca olvidamos nuestras beisboleras de cuerocustomizadas de Franklin & Marshall. Además, tenemos una agenda de nuevos y arriesgados diseñadores que nos dejan ropa y a los que podemos llamar con poco tiempo de antelación. Nos gustan Joyrich, Black Milk Mamadou, Nene L.A Shiro y Haleh Nematzadeh.
¿Y no hay joyas en sus estilismos?
Mim: Sí. Para actuar, me gustan las que son muy llamativas, pero me las quito cuando llego a casa. En verano utilizo pulseras hippies de Ibiza. Estamos deseando pasar allí el verano. Los españoles tenéis una forma de disfrutar la vida que nos seduce.
Liv: Yo no soy tan lanzada como mi hermana, prefiero piezas con valor sentimental, como este anillo de oro amarillo que nos regaló mi madre.
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